Inmersión en los bautismos:

lo que la Biblia dice acerca de ellos

P. K. Chamberlain

Los bautismos son un elemento vital de la enseñanza del Nuevo Testamento, como nos dice Hebreos 6:1-2:

“…Por tanto, … vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno”.

A partir de esto sabemos que los bautismos son importantes, así como la enseñanza sobre el arrepentimiento, la fe, la resurrección y el juicio eterno. Pero al igual que sucede con otras enseñanzas del fundamento, todavía existe un gran debate en torno a lo que debemos comprender sobre bautismos.

Veremos lo que la Biblia dice sobre bautismos, y es muy probable que encuentre aquí algunas sorpresas. Para empezar, el Nuevo Testamento menciona por lo menos siete bautismos diferentes. Cinco de los siete se pueden aplicar a usted y a mí hoy. Incluso los otros dos hacen parte de nuestra enseñanza espiritual, de modo que tenemos mucho por explorar.

Abordaremos los siete bautismos en dos etapas. Primero, buscaremos todo lo que el Nuevo Testamento describe con las mismas palabras, bautizar y bautismo. Segundo, miraremos los tres elementos claves de cada bautismo: la persona que bautiza, la (o las personas) que se bautizan, y aquello en lo cual la persona se bautiza.1 Resulta ser que el Nuevo Testamento menciona siete diferentes combinaciones de estos tres elementos.2

Tabla 1. Diferentes bautismos que menciona el Nuevo Testamento griego

Bautismo3Persona que bautizaPersona bautizadaAquello en lo que se bautizaCitas clave del Nuevo Testamento
Bautismo de Juan4Un creyente, originalmente Juan el BautistaUn creyente arrepentidoUna masa o corriente de aguaMateo 3:11; Marcos 1:4,
Lucas 3:3, Hechos 13:24
Bautismo en agua5Un creyenteUn creyenteUna masa o corriente de aguaMarcos 16:16, Hechos 2:38,41, Juan 4:1,2, Hechos 8:16, 38, 1 Pedro 3:21
Bautismo en Jesucristo6Dios PadreUn creyenteJesucristo, en la semejanza de su muerte, y en su resurrecciónRomanos 6:3,4, Colosenses 2:12, Gálatas 3:27
Bautismo en los sufrimientos de Cristo7DiosOriginalmente Jesús, pero más adelante un discípuloLos sufrimientos de Cristo, para cumplirlosMateo 20:22,23, [Colosenses 1:24]
Bautismo en el Espíritu Santo8JesucristoUn creyenteDios, el Espíritu SantoMateo 3:11, Juan 1:33, Hechos 11:16,17, [Hechos 2:2-4,16-18,32-33,38-39, Lucas 24:49]
Bautismo en el Cuerpo de Cristo9Dios, el Espíritu SantoUn discípuloEl Cuerpo de Cristo1 Corintios 12:13, Efesios 4:5, [Efesios 4:12-16, 1 Corintios 12:18-25]
Bautismo en Moisés10DiosEl pueblo de IsraelLa nube y el mar1 Corintios 10:2, [Éxodo 14:15-31]



Bautismo, una palabra no traducida

Un motivo determinante que me llevó a realizar este estudio fue que, a diferencia de la mayoría de las palabras del Nuevo Testamento, las palabras “bautizar” y “bautismo” no son traducciones del griego original. Son transliteraciones, letra por letra, de las palabras griegas, pero no ofrecen un equivalente en español de las palabras griegas del primer siglo. Alguien decidió presentar sus sonidos en vez de su traducción, pero pronto veremos que se necesita una verdadera traducción. No hay otra manera de entender lo que el autor quiso decir.

A fin de ver la diferencia que existe entre presentar sonidos y significados, puede dar un vistazo a una versión de Marcos 1:4-5. Aquí aparecen el griego “bautizando”, “bautizar” y “bautismo”, junto con otras dos palabras que quizás no identifique:

Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para afesis de pecados.

“Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, exhomologueando sus pecados”.

He aquí las cinco mismas palabras, pero con la palabra griega que representan escrita en nuestro alfabeto:

Tabla 2a. Palabras griegas no traducidas, antes de buscar su significado

Palabra no traducidaPalabra en griego original (fonético)Significado común en el primer siglo
Bautizababaptidzon[Precisa búsqueda.]
Bautismobaptisma[Precisa búsqueda.]
Afesisafesis[Precisa búsqueda.]
Bautizadobaptizein[Precisa búsqueda.]
Exhomologueandoexomologein[Precisa búsqueda.]



Nadie usa las palabras “afesis” o “exhomologueando” porque no sabemos lo que mean. No nos comunican lo que el autor escribió a sus lectores del primer siglo. Pero lo cierto es que eso es exactamente lo que sucede con “bautizar” y “bautismo”.

Fue un alivio descubrir que la solución de sentido común a la cuestión “¿qué significa?” funciona en este caso. Si se ignora el significado de una palabra, se busca en un diccionario. En este caso, buscamos las palabras griegas en un diccionario extendido (se les denomina lexicón cuando describen un idioma antiguo como griego o latín) y tenemos las respuestas. Después de consultar el lexicón más completo y extendido de todo el griego clásico, he aquí la misma tabla, con el significado del primer siglo de cada palabra.

Table 2b. Palabras griegas no traducidas, después de buscar su significado

Palabra no traducidaPalabra en griego original (fonético)Significado común en el primer siglo
Bautizababaptidzon“Zambullir; sumergir”
Bautismobaptisma“Zambullir en; inmersión”
Afesisafesis“Perdón”
Bautizadobaptizein“Ser zambullido; ser sumergido”
Exhomologueandoexomologein“Confesando”



Ahora miremos de nuevo Marcos 1:4-5, con todas las palabras traducidas:

Sumergía Juan en el desierto, y predicaba la inmersión de arrepentimiento para perdón de pecados”.

“Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran zambullidos por él en el río Jordán, confesando sus pecados”.

Con las definiciones del primer siglo este pasaje cobra sentido; es lo que Marcos escribió a sus lectores.

La sustitución del significado común de bautismo para usar una palabra “con un sonido parecido” no es única. Tampoco es accidental. A algunas personas les pareció práctico trasplantar un significado allá. Con el tiempo convirtieron un acto sencillo y claro y una descripción verbal, en una ceremonia religiosa carente de vínculo y de fundamento bíblico. Otros ejemplos que aparecen en la mayoría de traducciones de la Biblia incluyen apóstol, obispo, diácono, herejía y Nicolaíta. Veamos el patrón que dio origen a la inserción de definiciones:

  1. Estas palabras tenían un significado simple, no religioso, para los lectores del Nuevo Testamento del primer siglo.
  2. Las prácticas y doctrinas religiosas que se siguieron en siglos posteriores estaban en desacuerdo con el significado común de las palabras.
  3. Estas prácticas y doctrinas religiosas posteriores buscaron justificarse sustituyendo dichas palabras con nuevos significados religiosos. Para publicar los nuevos significados, usaron transliteraciones de palabras griegas de “sonido similar”, e hicieron parecer que los significados del primer siglo nunca existieron. No les importó que el Nuevo Testamento hubiera sido escrito con esos significados del primer siglo tanto en la mente de los autores como de los lectores.

Esta pequeña tabla muestra la palabra griega del Nuevo Testamento, una representación fonética en letras romanas, el significado común de la palabra en el primer siglo (cuando fue escrito originalmente el Nuevo Testamento), y la palabra transliterada que aparece en las traducciones del Nuevo Testamento:

Tabla 3. Palabras importantes del Nuevo Testamento que fueron transliteradas del griego (no traducidas)

Palabra griegaRepresentación fonéticaSignificado del primer sigloPalabra transliterada usada en traducciones
βαπτίζωbaptidzozambullir, sumergirbautizar
βάπτισμαbaptismainmersiónbautismo
απόστολοςapostolosembajador, enviadoapóstol
επίσκοποςepiskopossupervisor, capatazobispo (latín episcopus)
διάκονοςdiakonosservidor (e.g., camarero)diácono
αίρεσιςhairesisfacción, partido, sectaherejía
αιρετικόςhairetikosfaccioso, disidentehereje
ΝικολαιτάνοιNikolaitanoilos que conquistan a gente común (sustantivo compuesto que denota ciertas personas mediante la unión de “conquistar” y “gente común”)nicolaítas



Así pues, cuando hacemos un estudio bíblico sobre bautismos, podemos elegir si queremos saber lo que los autores escribieron y lo que sus lectores entendieron en el siglo primero. El lector del primer siglo leyó algo que era de conocimiento general para cualquier persona que manejara el griego, un idioma internacional muy importante de la época.

Por otro lado, en los años posteriores a la escritura del Nuevo Testamento, las tradiciones infiltraron definiciones nuevas conforme a sus necesidades, mucho antes de nuestro tiempo. Debido a que la sustitución tuvo lugar hace tanto tiempo, las traducciones al español y otros idiomas han seguido una larga tradición de “no traducir” bautismos, al igual que las otras palabras de esta tabla.

Por cuenta de la tradición, el lector de la Biblia lee una palabra que simplemente lleva los sonidos de la palabra griega transliterada en letras romanas, pero que ha sido desprovista por completo del significado común que tenía en el siglo primero.

Una palabra que solo pronuncia los sonidos del griego permite a la tradición llenar el espacio y sugerir significados que son muy diferentes pero se acomodan a las tradiciones y doctrinas que se han vuelto comunes en los dos mil años posteriores al siglo primero.

He aquí nuestra disyuntiva. ¿Preferiría estudiar lo que Pablo, Pedro y Juan quisieron comunicar a sus lectores o estudiar significados que fueron reemplazados durante los muchos siglos siguiente la muerte de los escritores y lectores originales? Los escritores del siglo primero escribieron el Nuevo Testamento con palabras inspiradas para sus lectores del siglo primero. Usaron el lenguaje internacional del Mediterráneo oriental, el griego. No usaron palabras que fueran extrañas o exóticas para sus lectores.

La Biblia sí contiene palabras exóticas, pero casi siempre en el hebreo del Antiguo Testamento, no en el griego del Nuevo Testamento. Hay palabras hebreas que solo aparecen una o pocas veces en las Escrituras, y no se encuentran en ninguna otra parte. Muchas de ellas nombran plantas o animales específicos que los autores bíblicos conocían, pero no siempre estamos seguros de cuáles se trata. Estos son cinco ejemplos:

Tabla 4. Ejemplos de palabras hebreas de difícil traducción11

PalabraCita bíblicaTraducción 1Traducción 2Comentario
Tukki1 Reyes 10:22; 2 Crónicas 9:21Pavo realBabuinoProbablemente pavo real es equivocado
QippozIsaías 34:15SerpienteBúhoQuizá perdiz de arena
TinshemethLevítico 11:18, 30; Deuteronomio 14:16CamaleónLechuza comúnEl uno o el otro, o los dos—no es claro para los traductores
QippodhIsaías 14.23, 34.11PuercoespínAvetoro común
TappuahProverbios, Cantares, JoelManzanaAlbaricoque



Las palabras del Nuevo Testamento que estudiamos aquí, baptizobaptizein, son muy conocidas y usadas en la literatura griega mucho antes de escribirse el Nuevo Testamento. Su significado común es de fácil comprensión en las instancias en las que aparece en la literatura griega no cristiana. El lector del siglo primero no tenía que preguntarse lo que quería decir.

Entonces, si estamos dispuestos a dejar de lado las tradiciones de siglos posteriores, tenemos dos formas de ver el significado común de bautismo.

Primero, el significado de baptizein en el griego clásico según el lexicón extendido es “sumergir” o “zambullir” algo en algo más. ¡En la forma pasiva también aparece el significado “ahogar [dentro del agua]!”12

βαπτίζω (baptizo, infinitivo baptizein) significa “mojar, zambullir”. Algunos ejemplos citados de la literatura griega son: una espada “zambulle” a la matanza en la batalla; un espada ancho penetra a un niño*; alguien se zambulle en el mar; algo hunde o inhabilita un barco, alguien es zambullido o sumergido en el sueño, en vino, en aguas profundas, o en dolor. También, se extrae vino sumergiendo la copa en un tazón de vino. De forma similar, βαπτισμός (bautismos) se define como “zambullida, inmersión”.

Según el lexicón estas palabras están presentes en toda la literatura. Algunas son citas de historiadores famosos como Josefo, Plutarco y Polibio. Otras provienen de famosas autoridades de la medicina como Hipócrates, Galeno y Sorano. También fueron usadas por filósofos como Epicteto y Platón. Demóstenes, el famoso orador ateniense y estadista, las usó, al igual que Aristófanes el dramaturgo. Hay otros autores además de estos, y ocho palabras más cuya definición está estrechamente relacionada con baptizein y bautismos.

Me sorprendió descubrir que en el Nuevo Testamento existan incluso tres usos del verbo baptizein y del sustantivo afín baptismos que son traducidos en el griego común. ¡No me había dado cuenta porque  fueron traducidas en estos versículos!

Por desdicha, son traducidas de tal modo que ocultan la razón por la cual se usa baptizein y baptismos en esas tres instancias. En cada caso, Marcos, Lucas, y el autor de Hebreos hablan acerca de la limpieza ceremonial o lavamiento, de modo que los traductores traducen dos verbos diferentes que se usan aquí como si ambos significaran “lavar”. Como veremos, no da a entender el uso baptizein. Los autores subrayan la forma como se realizaba el lavado conforme a la tradición religiosa judía, que es por inmersión. Estos son los pasajes:

A. Lucas 11:37-38. Luego que hubo hablado [Jesús], le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa. El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer.13 Lucas usa aquí una forma de baptizein para “lavar”; la emplea como lo haría alguien cuya lengua materna es el griego. El texto nos dice que se reclinaron en una mesa baja para cenar, que era una costumbre en esos días. El ritual judío de lavarse las manos que era tan importante para el fariseo se realizaba por lo general en un cuenco o palangana con agua, y obviamente la persona sumergía las manos en el cuenco para lavarlas. ¡Lucas eligió la palabra aquí porque era obvia, común y exacta!14

B. Marcos 7:3-5. (Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos). Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con las manos inmundas?”15 Marcos usa una palabra común para “lavar” cuando dice “no se lavan las manos”, pero usa una forma de baptizein como en el “lavamiento” ritual del versículo 4 en la frase “si muchas veces no se lavan las manos, no comen”. Más aún, la forma sustantiva afín baptismos es la palabra para “lavamiento” en “los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos”16.

C. Hebreos 9:9-10. [El primer tabernáculo] es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan las ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas. Aquí también el sustantivo bautismos es la palabra traducida “abluciones”.

Estos tres pasajes del Nuevo Testamento denotan no solo un lavamiento, sino una forma específica del mismo, una inmersión de aquello que se lava. Una consulta en la concordancia de Young arroja cinco palabras básicas que la versión King James en inglés traduce en el Nuevo Testamento como “lavar”17. De forma directa o en verbos afines, estas cinco aparecen alrededor de 28 veces.

Las dos palabras de uso más frecuente, niptein y louein, representan 22 de las 28. Solo dos de las 28 usan baptizein, a saber, los pasajes de Marcos y Lucas que acabo de citar. Ambos se refieren específicamente al ritual judío del lavamiento, como el pasaje de Hebreos; Marcos explica el ritual del lavamiento a un público gentil que no estaba familiarizado con las prácticas religiosas de los fariseos.

Este uso limitado de baptizein sostiene que el lavamiento en cuestión era, y se describía, como una inmersión en agua. Vemos pistas en la misma dirección cuando notamos que Marcos comienza en el versículo 3 con una palabra general para “lavar” y luego usa la más precisa baptizein para referirse específicamente al lavamiento ceremonial18.

Hay otra manera como podemos verificar el significado de baptizein. En tiempos del Nuevo Testamento los judíos no solo vivían en la Tierra Santa, sino que estaban esparcidos por todo el Imperio Romano en lugares como Egipto, Creta, África del Norte, Grecia y Asia Menor, y tan lejos al este como Babilonia. Como sucede en la actualidad, algunos estudiaron y sabían hebreo, pero muchos otros hablaban los idiomas de los países en los cuales crecieron. El uso sobrenatural de muchos lenguajes en Pentecostés (Hechos 2) da una idea de cuántos idiomas diferentes hablaban los judíos que iban a Jerusalén para la fiesta de las semanas.

El griego era el idioma internacional de la época, de modo que muchos judíos piadosos conocían y estudiaban las Escrituras hebreas en la traducción griega. La traducción principal de las Escrituras del hebreo al griego se llama la Septuaginta. La Septuaginta fue traducida más de un siglo antes del nacimiento de Jesús, y fueron las Escrituras que los creyentes del siglo primero usaron y citaron cuando trataban los asuntos de Dios en griego. Baptizein aparece cuatro veces en la Septuaginta, una de ellas en el pasaje de Naamán el sirio cuando se baña en el río Jordán. En cada caso, baptizein traduce un sentido de ser zambullido o sumergido, a veces en sentido literal, a veces como una figura retórica.

Al mirar las Escrituras en hebreo, baptizein traduce el hebreo טבל, taval, que significa “mojar o sumergir”. En la Biblia hebrea aparece básicamente dieciséis veces la palabra taval diez en la Torá, dos en 2 de Reyes, y una en Rut, 1 Samuel, Job y Ezequiel. La Septuaginta traduce catorce de estas baptein (“mojar”), una baptizein y una con un verbo griego no relacionado19. Parece entonces que los dos verbos griegos abarcaban el significado de taval, que se divide entre “mojar” (baptein) y “zambullir o sumergir” (baptizein)20.

Es evidente que los traductores de la Septuaginta entendían hebreo y griego, y escogieron estos dos verbos griegos como opciones para traducir taval. Una era “mojar” y la otra era “zambullir o sumergir”, así que donde el hebreo quería decir zambullir o sumergir, baptizein fue su elección lógica.

Tabla 5. Baptizein en el Antiguo Testamento: Referencias en la Septuaginta

Cita bíblicaPasajeComentarios
2 Reyes 5:14 (Naamán el sirio)“Él entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio”.Baptizein es traducción de taval.
Isaías 21:4“La iniquidad me sumerge[i.e., inunda; baptizei, tiempo presente de baptizein]”.La Septuaginta incluye la idea de esta “iniquidad que sumerge” (que no aparece en los manuscritos hebreos más usados) después de las palabras que ya están en el versículo.
Judit 12:7 (Apócrifo)“Permaneció Judit en el campamento durante tres días. Por la noche salía al valle de Betulia y se bañabaen el manantial”21.El verbo es ebaptizeto, un tiempo pasado de baptizein: “ella se sumergía”.
Eclesiástico 34:25 (Apócrifo)“Si uno toca a un muerto, se lava [baptizomenos, participio de baptizein] y vuelve a tocarlo, ¿de qué le sirve el haberse lavado?”Números 19:16-19, por ejemplo, habla de los requisitos para lavarse y limpiarse después de haber tocado a un muerto.



La enseñanza acerca de las inmersiones

A fin de ser coherentes con nuestras propias conclusiones, dejaremos a un lado las palabras bautizar y bautismo para lo que resta del estudio, y hablaremos (al igual que los creyentes del Nuevo Testamento) de sumergir e inmersión. Podemos empezar con nuevas expresiones en nuestra primera tabla:

Table 3. Tabla 3. Distintas inmersiones que menciona el Nuevo Testamento griego

Inmersión22Persona que sumergePersona sumergidaAquello en lo que se sumergeCitas clave del Nuevo Testamento
Inmersión de Juan23Un creyente, originalmente Juan el Sumergidor24Un creyente arrepentidoUna masa o corriente de aguaMateo 3:11; Marcos 1:4, Lucas 3:3, Hechos 13:24
Inmersión en agua25Un creyenteUn creyenteUna masa o corriente de aguaMateo 28:19,20, Marcos 16:16, Hechos 2:38,41, Juan 4:1,2, Hechos 8:16, 38, Hechos 19:2-6, 1 Pedro 3:21
Inmersión en Jesucristo26Dios PadreUn creyenteJesucristo, en la semejanza de su muerte, y en su resurrecciónRomanos 6:3,4, Colosenses 2:12, Gálatas 3:27
Inmersión en los sufrimientos de Cristo27DiosOriginalmente Jesús, pero más adelante un discípuloLos sufrimientos de Cristo, para cumplirlosMateo 20:22,23, [Colosenses 1:24]
Inmersión in el Espíritu Santo28JesucristoUn creyenteDios, el Espíritu SantoMateo 3:11, Juan 1:33, Hechos 11:16,17, [Hechos 2:2-4, 16-18, 32-33, 38-39, Lucas 24:49]
Inmersión en el Cuerpo de CristoDios, el Espíritu SantoUn discípuloEl Cuerpo de Cristo1 Corintios 12:13, Efesios 4:5, [Efesios 4:12-16, 1 Corintios 12:18-25]
Inmersión en MoisésDiosEl pueblo de IsraelLa nube y el mar1 Corintios 10:2, [Éxodo 14:15-31]



Estudiaremos cada uno de estos más adelante. Sin embargo, primero debemos reconocer que el Nuevo Testamento usa una imagen, a saber, la inmersión de alguien, por alguien y en algo, para mostrarnos una verdad espiritual. Segundo, que usa esta imagen de varias maneras. Es comprensible que muchos abordemos un estudio como este con conclusiones ya establecidas, basadas en las tradiciones y enseñanzas de los cristianos entre los cuales hemos crecido. Es comprensible, pero de poca ayuda, abordar el tema convencidos de antemano de que hay una sola inmersión, dos y solo dos, ¡o incluso cinco y nada más que cinco!

En nuestras propias conversaciones y escritos, usamos metáforas y otras descripciones verbales para comunicar nuestro mensaje a otros. ¿No deberíamos conceder a las Escrituras la misma libertad para usar descripciones verbales? ¿Y acaso no es sabio estudiar lo que está escrito en ella originalmente y buscar el entendimiento de Dios?29 Lucas escribió manifestando su aprobación a los judíos de Berea respecto a la forma como recibieron el nuevo mensaje por medio de Pablo y Silas:

Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

InmersiónPersona que sumergePersona sumergidaAquello en lo que se sumergeCitas clave del Nuevo Testamento
Inmersión de JuanUn creyente, originalmente Juan el SumergidorUn creyente arrepentidoUna masa o corriente de aguaMateo 3:11; Marcos 1:4, Lucas 3:3, Hechos 13:24

La inmersión de Juan

Empecemos examinando lo que declara Mateo acerca de Juan30:

En aquellos días vino Juan el Sumergidor predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: “Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas”.

Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida eran langostas y miel silvestre. Y salía él a Jereusalén, y toda la provincia alrededor del Jordán, y eran sumergidos por él en el Jordán, confesando sus pecados.

Este hombre Juan fue levantado soberanamente. Jesús nos dijo que era el Elías que había de venir31. Él vino para preparar el camino para Jesús, y trajo un mensaje nuevo.

Juan proclamó el arrepentimiento, y exigió arrepentimiento a las personas para entrar en el reino de Dios, el mismo reino de Dios que Jesús empezó a proclamar meses después.

Arrepentimiento significa cambio de actitud, cambio en la manera de pensar32. Juan declaró al pueblo de Israel el comienzo de una manera completamente nueva de relacionarse con Dios. En vez de procurar agradar a Dios guardando los mandamientos de la Ley y ofreciendo los sacrificios requeridos por el pecado, él llamó a los israelitas al reino de Dios.

En el reino de Dios Él es verdaderamente Rey; Él gobierna y también tiene comunión personal con su pueblo. Por la fe, Juan anunció a la única persona que podía declarar plenamente este reino y hacerlo posible: Jesús el Mesías. La clave para que un israelita pudiera entrar en este nuevo pacto no era una observancia ni un acto de obediencia, sino un cambio en la actitud del corazón hacia Dios. “Rasgad vuestros corazones y no vuestros vestidos”, como clamó el profeta Joel siglos atrás33.

Juan mismo anunció a Jesús con vehemencia: “Yo a la verdad sumergo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras de mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él los sumergirá en Espíritu Santo y fuego”34. Lucas relata que Juan “fue por toda la región contigua al Jordán, predicando la inmersión del arrepentimiento para perdón de pecados”35. Este es el comienzo de un nuevo pacto, porque la Torá proveía sacrificios de sangre de animales para cubrir los pecados del pueblo, pero Juan anunció que el arrepentimiento era la entrada para el perdón completo de los pecados.

En nuestra era, vemos que Jesús el Mesías ha venido, ha hecho expiación por nosotros y se ha levantado de los muertos en gloria, y la llegada de Juan fue el amanecer que reveló la luz maravillosa del Jesús victorioso. Bajo estas circunstancias, se entiende que la inmersión como testimonio de arrepentimiento ya no se predique ni practique entre creyentes, porque Juan terminó su obra de preparar el camino del Señor. En vez de esto, practicamos la inmersión que Jesús ordenó y que sus discípulos llevaron a acabo. No obstante, el mensaje de Juan según el cual nada vale aparte de un cambio de actitud de corazón ante Dios, permanece delante de nosotros en letras de fuego. Tenemos en Dios una gran deuda con Juan.

InmersiónPersona que sumergePersona sumergidaAquello en lo que se sumergeCitas clave del Nuevo Testamento
Inmersión en agua36Un creyenteUn creyenteUna masa o corriente de aguaMateo 28:19,20, Marcos 16:16, Hechos 2:38,41, Juan 4:1,2, Hechos 8:16, 38, Hechos 19:2-6, 1 Pedro 3:21

La inmersión en agua

El Nuevo Testamento revela algunos hechos clave acerca de la inmersión en agua:

  1. En el único pasaje que describe la inmersión en agua como tal, Felipe y el eunuco etíope descienden al agua (como se espera), Felipe lo sumerge en el agua, y luego los dos salen del agua37.
  2. Un creyente sumerge a un creyente: Juan señala con cuidado que Jesús sumergió a más discípulos que Juan al proclamar el reino de Dios, si bien Jesús mismo no sumergió a ninguno. Fueron sus discípulos quienes lo hicieron38.
  3. Jesús, en su pronunciamiento de la gran comisión, ordenó la inmersión como un acto de obediencia, no como un sustituto de la fe personal, sino como un testimonio de la fe personal que ya posee el creyente que se sumerge39. “Id, y haced discípulos a todas las naciones, sumergiéndolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”40.
  4. Pedro declara que la inmersión nos salva por la resurrección de Jesús, para señalar que la inmersión en agua es una representación visible de otra inmersión, en Jesucristo resucitado, que es la inmersión que discutiremos a continuación. En la inmersión en agua Dios nos ha dado otra representación gráfica de algo que no vemos con nuestros ojos, tal como Dios ordenó a Moisés construir el tabernáculo como una representación visible de la habitación del trono celestial de Dios41.
  5. Pedro declara que la inmersión obediente en agua es la respuesta de una buena conciencia hacia Dios; el creyente que se sumerge da su testimonio público de haber sido rescatado por medio de Jesús. Pedro rechaza explícitamente la idea de que esta inmersión sea para limpieza del cuerpo. Antes bien, señala que la resurrección de Jesús de los muertos es el poder subyacente al rescate42.
  6. Cuando Pablo visita por primera vez a los creyentes de Éfeso en el libro de Hechos, él hace la clara distinción, por un lado, entre la inmersión en agua “en el nombre del Señor Jesús” y la inmersión de Juan y, por otro lado, la inmersión en el Espíritu Santo. Este pasaje describe la inmersión en el Espíritu Santo como “recibir el Espíritu Santo”, pero muestra claramente que es la misma experiencia que tuvieron los creyentes en Pentecostés43.
  7. Pedro ordenó la inmersión en agua a miles de judíos arrepentidos el día de Pentecostés. Él prometió que su arrepentimiento e inmersión obediente en el nombre de Jesús les daría el perdón de sus pecados44.
  8. Pedro considera la inmersión en agua como algo aparte y diferente de la inmersión en el Espíritu Santo, la cual se refiere tanto a la promesa del Padre (Hechos 2:33, 39) como al don del Espíritu Santo (Hechos 2:38). Más adelante, en una visita al hogar de Cornelio, el centurión gentil, Pedro refiere de nuevo la inmersión en agua y “el don del Espíritu Santo” por separado. En el caso de la familia de Cornelio, la inmersión en el Espíritu Santo precedió a la inmersión en agua45.
  9. Cuando Felipe descendió a Samaria y muchos creyeron allí, Hechos dice claramente que los samaritanos fueron sumergidos en agua en el nombre de Jesús, lo cual era diferente de la inmersión en el Espíritu Santo46.

Siglos después de que fuera escrito el Nuevo Testamento, muchos han escrito acerca de la inmersión en agua. A veces la polémica en torno al verdadero significado de la inmersión en agua ha sido tal que al parecer algunas naciones han librado guerras por ello. No tenemos que pelear por esto, porque podemos volver directamente a la Palabra de Dios.

Para mencionar una sola controversia, algunas personas han señalado que la inmersión en agua en el nombre de Jesús es diferente de la inmersión en agua en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Conviene saber que la polémica desaparece tan pronto examinamos los versículos.

La frase “en el nombre de Jesús” o “en el nombre del Señor Jesús” se usa unas 12 veces en el Nuevo Testamento sin aludir a la inmersión en agua. Esta frase se reconocía inmediatamente como una referencia al hecho de hablar o actuar conforme a la autoridad de Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios. Además de estas 12 citas, la inmersión en agua “en el nombre de Jesús” se menciona otras tres veces, para un total de 15. Es interesante notar que “en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo” solo aparece una vez en la gran comisión en Mateo 28.

Así pues, el texto muestra que la “inmersión en el nombre de Jesús” era la manera acostumbrada como se describía una acción que reconocía específicamente a Jesús como el Mesías, no solo una expresión de reverencia general ante Dios. La cita de Mateo en Mateo 28 no contradice esto. Mateo simplemente amplía la referencia para reconocer a todas las personas de la Trinidad como en Isaías 48:1647.

InmersiónPersona que sumergePersona sumergidaAquello en lo que se sumergeCitas clave del Nuevo Testamento
Inmersión en Jesucristo48Dios PadreUn creyenteJesucristo, en la semejanza de su muerte, y en su resurrecciónRomanos 6:3,4, Colosenses 2:12, Gálatas 3:27

La inmersión en Jesucristo

Pedro habla acerca de una realidad espiritual que ilustra la inmersión en agua en 1 Pedro 3. Pablo habla en detalle acerca de esta inmersión en Romanos 6. Mediante revelación, Pablo presenta una realidad espiritual que es impresioante en su poder y profundidad. Sus palabras nos permiten vislumbrar el misterio mediante el cual los creyentes reciben y andan en vida nueva.

Romanos 6:2-12. Pablo habló con cuidado y precisión acerca de la inmersión en Romanos 6. Esta es una traducción directa49Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido zambullidos en Jesús el Mesías, hemos sido zambullidos en su muerte?

Porque fuimos co-sepultados con él en la muerte por la inmersión, a fin de que como el Mesías resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en la novedad de la vida. Porque si fuimos co-plantados con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos de la resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue co-crucificado con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más como esclavos al pecado. Porque el que se murió, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con el Mesías, creemos que también co-viviremos con él50; sabiendo que el Mesías, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque cuando murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Jesús el Mesías. No reine como rey, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que obedezcáis en sus concupiscencias51.

Para resumir la realidad que describe Pablo, los cristianos estamos sumergidos, zambullidos en Jesús, y nuestro punto de entrada a Él es en la semejanza de su muerte. Otra imagen que Pablo usa aquí y en Romanos 11 es la de ser injertados en Jesús, como una rama que es injertada en un árbol receptor52.

Es un milagro asombroso que nosotros, siendo pecadores contaminados, seamos unidos al Salvador santo. Esta inmersión es prodigio de Dios y, en este caso, aquel que sumerge al creyente parece ser Dios Padre, como testifica Efesios 2:4-10. Allí, el versículo 10 se refiere a esto como una obra de la creación: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. De modo que el Creador mismo sumerge al creyente, y la inmersión es en Jesús mismo.

Pablo describe esta asombrosa unión como inmersión en otros dos pasajes: Colosenses 2:12-13 y Gálatas 3:26-27.

Colosenses: (Fuisteis) co-sepultados con él en la inmersión, en [la] cual fuisteis también co-resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os co-vivificó con él, perdonándoos todos los pecados53.

Gálatas: Pues, todos sois hijos por la fe en Jesús el Mesías; porque todos habéis sido sumergidos en el Mesías, del Mesías estáis revestidos54.

¿Cómo entendemos lo que significa ser sumergidos en Jesucristo? Si usted ha nacido de nuevo, puede recordar cómo llegó a comprender lo que significa nacer de nuevo, y no solamente ser reformado. Dios lo reveló a su corazón. Lo mismo sucede con la inmersión en Jesús. Un creyente llega a comprender en su corazón la inmersión en Él, en la semejanza de su muerte, y en su vida resucitada, conforme Dios se la revela. No tenemos que esforzarnos ni analizar, porque el desafío no es principalmente intelectual. Antes bien, Dios nos lo revelará según lo buscamos.

InmersiónPersona que sumergePersona sumergidaAquello en lo que se sumergeCitas clave del Nuevo Testamento
Inmersión en los sufrimientos de Cristo55DiosOriginalmente Jesús, pero más adelante un discípuloLos sufrimientos de Cristo, para cumplirlosMateo 20:22,23, [Colosenses 1:24]

Inmersión en los sufrimientos de Cristo

En dos ocasiones, Jesús habla de una inmersión difícil, una que prueba al máximo el alma del discípulo. Según el texto, esta es claramente una inmersión en sus sufrimientos, como Pablo también lo designa. Jesús habló acerca de ella como una inmersión que Él experimentó en su ministerio terrenal. También la describió como una experiencia que al menos uno de sus discípulos enfrentaría.

Lucas 12:50: De una inmersión tengo que ser sumergido; ¡y cómo me angustio hasta que se cumpla!

Mateo 20:22,23: Pero Jesús respondiendo dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser sumergidos con la inmersión con que yo soy sumergido? Y ellos le dijeron: Podemos. Él les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con la inmersión con que yo soy sumergido, seréis sumergidos; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.

Pablo dice claramente que esta inmersión refleja la participación personal en los sufrimientos, lo cual no es una elección de la persona. Antes bien, revela que es una decisión divina para presentar la Iglesia de Jesús:

Colosenses 1:23,24: Si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro. Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia….

El Nuevo Testamento dice que el sufrimiento es vital para preparar a la Novia de Cristo. Describe el sufrimiento que Jesús mismo experimentó. En Juan 12:24, por ejemplo, Jesús habló del grano de trigo que cae en tierra y muere.

Asimismo, describe el sufrimiento que experimentaron los apóstoles y otros discípulos. Filipenses 3:10-11 expresa el deseo ferviente de Pablo de “conocerle, y el poder de su resurrección, y tomar parte de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte”.

En cuanto al pueblo de Dios en general, Apocalipsis 12 presenta la imagen de la mujer hermosa pero perseguida que da a luz al hijo varón o, como puede entenderse, el plan de Dios, enfrentando el odio del infierno. Jesús usa también la figura del dolor de parto en Juan 16:20-22. Sus discípulos experimentarían un sufrimiento como dolor de parto cuando lo vieron ir a la cruz, y luego fueron testigos de su resurrección. Pablo usa la misma imagen cuando llora por Gálatas, y ruega por ellos, en Gálatas 4:19.

Esta es solo una ojeada a la experiencia del sufrimiento de Jesús y sus seguidores. Debemos recordar que Jesús mismo usó la imagen de zambullirse o sumegirse en el sufrimiento. Él lo dijo con respecto a algunos de los suyos, como una consecuencia de seguirlo.

InmersiónPersona que sumergePersona sumergidaAquello en lo que se sumergeCitas clave del Nuevo Testamento
Inmersión en el Espíritu Santo56JesucristoUn creyenteDios, el Espíritu SantoMateo 3:11, Juan 1:33, Hechos 11:16,17, [Hechos 2:2-4, 16-18, 32-33, 38-39, Lucas 24:49]

La inmersión en el Espíritu Santo

Dios ha dado la inmersión en el Espíritu Santo como una imagen de una experienca o transformación en la vida de un discípulo. Ha habido tanta polémica y contienda en torno a esta inmersión que debemos hablar de ella en tres pasos:

  • Primero, debemos mirar lo que la diferencia de todas las demás inmersiones que describen las Escrituras.
  • Segundo, debemos revisar todos los beneficios que las Escrituras prometen que recibirán los creyentes que reciben esta inmersión.
  • Tercero, debemos mirar en las Escrituras otras imágenes del mismo suceso bíblico; inmersión no es la única manera como lo describe el Nuevo Testamento.

Primero, la inmersión en el Espíritu Santo se describe con esta misma imagen en seis lugares. Juan el Sumergidor la menciona cuatro veces, Jesús una y Pedro otra:

Mateo 3:11: Yo a la verdad los sumerjo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras de mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os sumergirá en Espíritu Santo y fuego….

Marcos 1:8: Yo a la verdad os he sumergido con agua; pero él os sumergirá con Espíritu Santo.

Lucas 3:16: respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os sumergiré en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os sumergirá en Espíritu Santo y fuego….

Juan 1:32-34: También dio Juan testimonio, diciendo: vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a sumergir con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanezca sobre él, ése es el que sumerge con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.

Hechos 1:4,5: Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente sumergió con agua, mas vosotros seréis sumergidos con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

Hechos 11:15-17: Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente sumergió en agua, mas vosotros seréis sumergidos con el Espíritu Santo. Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?

Estos pasajes dejan claro varios hechos:

  • Jesús sumerge a los creyentes en el Espíritu Santo, en una forma similar a como Juan el Sumergidor sumergió en agua a los creyentes arrepentidos. Es asombroso que los seis pasajes comparan la inmersión en el Espíritu Santo con la inmersión de Juan en agua, de modo que la imagen debe ser inconfundible para nosotros. Al mismo tiempo, afirman que también existen grandes diferencias entre las dos experiencias.
  • Juan entendió la inmersión en el Espíritu Santo porque Dios se la reveló directamente; él la nombró como un testimonio clave de Jesús como Mesías, el Cordero de Dios.
  • Juan asoció también la inmersión en el Espíritu Santo con poder, ya que el hecho de que Jesús sumerja a los creyentes en el Espíritu Santo es un testimonio del poder de Jesús.
  • Jesús mismo, en Hechos 1:4-5, emplea un segundo nombre o descripción para referirse a la inmersión en el Espíritu Santo: la Promesa del Padre.
  • Pedro, en Hechos 11, reconoció lo sucedido en casa de Cornelio. Él lo consideró como la misma experiencia que le había sobrevenido a él y a los demás en el aposento alto en Pentecostés: la inmersión en el Espíritu Santo. Pedro habla de inmersión en el Espíritu Santo, y también usa otro nombre para referirse a la inmersión en el Espíritu Santo: el don del Espíritu Santo.

La Biblia describe a menudo la inmersión en el Espíritu Santo como “la Promesa del Padre”. Puesto que Jesús dijo claramente que se trataba de uno y el mismo, veamos también los pasajes que lo describen en estas dos expresiones:

Lucas 24:49: He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

Hechos 1:4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.

Hechos 2:33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.

Jesús envía la promesa del Padre, el Espíritu Santo. Esto confirma la identificación que hace Juan, en una imagen, de Jesús el Mesías como Aquel que envía el Espíritu Santo sobre el creyente y, en otra, que sumerge al creyente en el Espíritu Santo. Pedro, en Hechos 2, confirma que este era el derramamiento registrado en Pentecostés, y la misma promesa cumplida para los que estaban allí reunidos.

Jesús también nos dio una tercera perspectiva, cuando habló en la última cena.

Juan 14:16-18: Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosostros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.

Juan 14:25-26: Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Juan 15:26-27: Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.

Juan 16:7-11: Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.

Juan 16:13-15: Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dijo que tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Una vez más, los detalles coinciden con los otros pasajes. Jesús envía la promesa del Padre a los creyentes. Pero aquí subraya dos consecuencias importantes. Primero, que hay consuelo, o en términos modernos, ánimo. El griego original, parakletos, tiene un sentido similar al de un entrenador moderno de deportes, o de otras actividades exigentes: alguien que anima, da indicaciones, insta a perseverar y a dar lo mejor de sí.

Segundo, el Espíritu Santo se llama el Espíritu de verdad, que actúa en nombre de Jesús. En cuanto a esta relación, conviene recordar que Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. El Espíritu Santo guiará a los creyentes a toda verdad y glorificará a Jesús. Al poner este pasaje junto a otros, vemos la inmersión en el Espíritu Santo en una vista clara y bien enfocado. Es una parte importante del progreso hacia un mayor entendimiento de la voluntad y el plan de Dios como se expresa en el Señor Jesús resucitado.

¡Con razón ha habido tanta contienda por muchos años!

En relación con el Espíritu Santo que es enviado, Jesús nos dice que el Espíritu Santo convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Si bien no todo se explica en detalle, es impresionante que Jesús dice a sus discípulos: “os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” . Parece aquí que al enviar Jesús el Espíritu Santo a los creyentes involucra la obra del Espíritu Santo de convencer al mundo.

Si es así, parecería que mientras más creyentes reclamen y reciban esta promesa del Señor Jesús, más extensa será la obra del Espíritu Santo en nuestra generación. Eso es en pocas palabras lo que Jesús afirmó.

Las palabras de Jesús declaran a sus seguidores, judíos y gentiles, ser el foco central de cada generación a los ojos de Dios. La labor de prepararlos para una eternidad con Él, junto con el imperativo misionero y evangelístico de invitar a “todo el que quiera” venir a Él y ser parte de ese remanente, es el acontecimiento central de la historia humana, lo cual es más evidente desde que Jesús ascendió de vuelta a la diestra del trono de su Padre.

Recuerde cómo Jesús amonestó a sus discípulos a asegurarse de que fueran “investidos de poder desde lo alto” conforme a la misma promesa, antes de ir a los confines de la tierra para llevar a cabo la la gran comisión:

Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto57.

Por último, además de las imágenes de la inmersión, la promesa del Padre, el Consolador enviado el cual es el Espíritu de verdad, hay una cuarta perspectiva de la inmersión en el Espíritu Santo en las Escrituras, la cual declaró Pedro el día de Pentecostés: el don del Espíritu Santo. Él habló por inspiración y revelación, con poder, al declarar la promesa del Padre citando al profeta Joel.

Esta es la promesa del Señor que comunicó Joel:

Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado58.

Así es como Pedro, inspirado, lo declaró a la multitud en Pentecostés:

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:

“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré mi Espíritu, y profetizarán”.

A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu, he derramado esto que vosotros veis y oís.

Arrepentíos y sumérjase cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare59.

Tanto Joel como Pedro y los sucesos de Pentecostés destacaron las expresiones sobrenaturales pero normales de poder y actividad espiritual que fueron derramadas sobre los creyentes cuando Jesús cumplió la promesa del Padre en sus vidas, sumergiéndolos en el Espíritu Santo. Él usa otra imagen en el pasaje: Jesús derrama el Espíritu Santo sobre el creyente, una imagen que evoca el derramamiento del aceite aromático y santo sobre los sacerdotes en la Torá, que se describe gráficamente en el Salmo 133. Pedro declara además que es normal que un creyente reciba este don, una promesa que se extiende a “todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”60.

Jesús instó a sus seguidores a cerciorarse de ser investidos con poder. (¡He aquí otra imagen! Revestirse de poder o de una vida nueva tal como nos vestimos con prendas, lo cual nos da otra perspectiva). Un significado evidente es que recibir la promesa es normal, pero no algo automático. Las palabras de Pablo reflejaban ese mismo punto de vista cuando preguntó a los discípulos a quienes acababa de conocer en Éfeso: “¿Recibisteis el Espíritu Santo ya que habeis creído?”61

Debido a que el espacio es limitado para estudiar todas las inmersiones del Nuevo Testamento, no hablaremos acerca de los dones asociados con la inmersión en el Espíritu Santo, como por ejemplo en 1 Corintios 12 y 14. Aun sin estudiar estos capítulos, ya hemos mencionado aquí unos 18 versículos sobre la inmersión en el Espíritu Santo, una prueba de la importancia vital que reviste para nosotros como discípulos de Jesús.

Debemos concluir aquí nuestra exposición citando los efectos de recibir la promesa del Padre, como se describen en estos pasajes: poder, ánimo, revelación de la verdad, dones sobrenaturales repartidos entre la congregación, convicción de pecado, justicia y juicio, y testimonio del Señor Jesús.

En el estudio de la siguiente inmersión, se puede ver aún más la obra del Consolador que ha sido derramado:

InmersiónPersona que sumergePersona sumergidaAquello en lo que se sumergeCitas clave del Nuevo Testamento
Inmersión en el Cuerpo de CristoDios Espíritu SantoUn discípuloEl Cuerpo de Cristo1 Corintios 12:13, Efesios 4:5, [Efesios 4:12-16, 1 Corintios 12:18-25]

La inmersión en el Cuerpo de Cristo (“Bautismo en el Cuerpo de Cristo”)

1 Corintios 12:12-13: Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

Efesios 4:3-8: …Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres62.

En 1 Corintios Pablo habla de la iglesia (o asamblea, o congregación) de Jesús por medio de una de las imágenes más usadas en las Escrituras: el Cuerpo de Cristo63. Todo el pasaje habla de la iglesia como un cuerpo, y luego revela que “todos nosotros” estamos sumergidos (o zambullidos) en ese Cuerpo por el Espíritu Santo. Esta es una inmersión distinta de las otras que hemos examinado. Dios Espíritu Santo sumerge a los creyentes en el Cuerpo de Cristo, que es la iglesia, su Cuerpo, su Novia, su Templo, su Nueva Jerusalén.

Una persona podría sencillamente suponer lo que es la inmersión en el Cuerpo de Cristo. Si se parte de la definición acostumbrada de Iglesia, se puede suponer que de alguna manera el Espíritu Santo debió congregar a esas personas. Pero la revelación no es una conjetura, y la inmersión en el Cuerpo de Cristo es un asunto de revelación, un hecho sobrenatural confirmado en las Escrituras. Aquí las Escrituras revelan un prodigio que Dios mismo ha realizado, porque en él Dios Espíritu Santo es el agente, el que sumerge a un individuo tras otro que antes estaba separado y aislado, para convertirlo en una creación viva que encarna el propósito más elevado de Dios para la raza humana.

En Efesios 4, Pablo se refiere de nuevo a una inmersión cuando ruega a los creyentes a mantener la unidad de la asamblea de Cristo como un solo cuerpo. Parece que usa allí la misma imagen de 1 Corintios 12. Declara que los miembros del cuerpo de Cristo no son miembros solo en virtud de haberse presentado o querer estar allí. No son miembros automáticamente simplemente por el hecho de haber nacido de nuevo. Antes bien, el Espíritu Santo sumerge a los creyentes en el Cuerpo, una imagen que nos recuerda el injerto de las ramas silvestres de olivo en el buen olivo citado en Romanos 11. Individuos que estaban separados, que llevaban vidas separadas, son unidos de forma vital y sobrenatural en una nueva creación, un prodigio del diseño y la creación de Dios.

Al igual que en la inmersión en el Espíritu Santo, las Escrituras usan más de una imagen para ilustrar la realidad de la membresía en el Cuerpo de Cristo; la inmersión es una de ellas. Algunas personas han notado que tres de las inmersiones descritas en el Nuevo Testamento corresponden a nuestra naturaleza humana. Las Escrituras revelan que somos tripartitos, seres humanos únicos con tres partes que conforman nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo64. Como alguien lo expresó: “Soy un alma, y tengo un espíritu y un cuerpo”. Para describirlo brevemente, nuestro cuerpo sirve para conectarnos y tener comunión con el mundo físico que nos rodea, y nuestro espíritu (si somos nacidos de nuevo) nos conecta y nos permite tener comunión con Dios, Quien es espíritu65.

Podemos ver que la inmersión en agua sumerge el cuerpo del creyente, y la inmersión en el Espíritu Santo sumerge nuestro espíritu humano. Un análisis cuidadoso de las Escrituras, especialmente en Efesios pero no solo allí, sugiere que la inmersión en el Cuerpo de Cristo sumerge nuestra alma en la nueva creación de Dios, el Cuerpo de Cristo. No que perdamos nuestra identidad o personalidad en absoluto, sino más bien que nos hallamos conectados de forma vital con discípulos de igual parecer por obra del Espíritu Santo, de tal modo que nos movemos y funcionamos como un Cuerpo, no solamente como un grupo de individuos bienintencionados.

No hay una experiencia repentina confirmada para esta inmersión, nada apresurado como cuando el eunuco etíope salió un día del agua, o los discípulos de Éfeso y la casa de Cornelio fueron sumergidos en el Espíritu Santo el mismo día. Quizá es algo más gradual porque todo esto tiene lugar en nuestra alma, es decir, en nuestro corazón, nuestra mente, nuestras emociones, nuestras relaciones, nuestra consciencia y nuestras actitudes. Aún así, esta inmersión en el Cuerpo sí transforma la vida. Podemos saber que es real por la manera como el creyente encaja como un miembro funcional e integral del Cuerpo.

En muchos lugares, el Nuevo Testamento dice que si hemos de cumplir nuestro llamado en Dios, debemos ser completamente transformados en nuestras actitudes y en nuestra mente. Romanos 12:1-2 nos llama a todos a ofrecer nuestros propios cuerpos como un sacrificio vivo, todo para Jesús, por toda la eternidad, no para vivir más para nosotros mismos. En la frase siguiente, Pablo ruega que seamos transformados mediante la renovación de nuestra mente. Dicha transformación requiere tiempo y obediencia paciente. En 1 Pedro 1:3-9 Pedro animó a sus oyentes a soportar las pruebas de su fe para llegar al cumplimiento de su fe: el rescate (la salvación) de sus almas.

Sin embargo, la descripción que hace Pablo de los discípulos en Efesios y en 1 Corintios, o la de Juan en 1 Juan66, no es posible simplemente juntando un número de vidas cristianas separadas. A menos que Pablo y Juan fueran ilusos o estuvieran exagerando, la unidad esencial que describen es obra sobrenatural de Dios, llevada a cabo por el Espíritu Santo en el nombre de Jesús.

Esta unidad que produce el Espíritu Santo es parte de la Iglesia tal como la describe el Nuevo Testamento. Es la unidad en la Iglesia en la cual es normal ser discípulo personal de Jesús, es normal la inmersión en el Espíritu Santo, y es normal inmersión en el Cuerpo, si bien ninguna de ellas es automática. Antes bien, dependen de nuestra decisión y del deseo de nuestro corazón.

¿Cómo podía Dios unir completamente un alma a otros miembros del Cuerpo de Cristo sin una renuncia genuina y radical de la vida a Jesús para volverse sus discípulos como Él ordena? Si no somos transformados, no somos conformados, y por lo tanto no seremos uno con su Cuerpo. La voluntad obstinada no puede lograrlo.

Sea cual sea nuestra decisión personal, Dios tendrá en todo caso su creación suprema, una Novia digna de su Hijo, una ciudad a la que llamará su hogar para siempre. La inmersión en el Cuerpo de Cristo es el camino de santidad que nos lleva a cumplir nuestro notable llamado allí, juntos.

Como la salvación misma, el creyente llega a comprender claramente la inmersión en el Cuerpo de Cristo a través de la experiencia. La experiencia de cómo funcionar como miembro se adquiere entre los miembros, unidos por la Cabeza. Con esto viene también una revelación al corazón acerca de la naturaleza del Cuerpo como la obra maestra de Dios; ¡Dios manifiesta su sabiduría al resto de la creación por medio de la iglesia!67 Al igual que con otras revelaciones que Dios nos da, nuestra reacción al recibirla muy problemente sea “pero es tan sencilla. ¡Me pregunto cómo no lo vi antes!” Sin embargo, nos asombra aún más ver cómo logramos conectar más naturalmente las Escrituras, cómo la verdad se entreteje con tanta belleza a medida que buscamos y adquirimos entendimiento de lo que Dios ha revelado. Su plan de redención para los hijos de Adán, por medio de Jesús, es realmente maravilloso.

InmersiónPersona que sumergePersona sumergidaAquello en lo que se sumergeCitas clave del Nuevo Testamento
Inmersión en MoisésDiosEl pueblo de IsraelLa nube y el mar1 Corintios 10:2, [Éxodo 14:15-31]

La inmersión en Moisés (“Bautismo en Moisés”)

1 Corintios 10:1-2: Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron sumergidos en la nube y en el mar….

Esta última inmersión del relato del Nuevo Testamento nos recuerda que Dios nos dio la inmersión como una imagen práctica de una realidad espiritual o literal. Pablo hace esta declaración, la única ocasión en la que las Escrituras mencionan una inmersión sin mayor explicación. Solo refiere brevemente en estos versículos lo que sucedió al pueblo de Israel cuando salió de Egipto.

¿Cómo fue ésta inmersión? Para ver el inicio y la conclusión de esta realidad, un “antes y después”, recuerde cómo al principio a los israelitas en Egipto no les servía Moisés. Cuando trató de conciliar las peleas de los israelitas le respondieron con insolencia en lugar de deferencia. Luego piense en la historia de los judíos unos 3.500 años desde entonces. Moisés, y la Torá que Dios les dio a través de él, han definido y distinguido sus vidas y su cultura desde entonces. Sean o no religiosos, los judíos difícilmente pueden imaginar su historia y su identidad sin Moisés.

Sí, hubo una inmersión. Dios, a través de una serie de hechos impresionantemente sobrenaturales, puso fin súbitamente a la esclavitud de Israel en Egipto, y reveló al Dios de Abraham como el libertador sobrenatural todopoderoso de su pueblo. También le comunicó a Israel, de manera inequívoca, que Moisés era su siervo a quien debían oír y obedecer.

Lea Éxodo 14:15-31 desde la perspectiva de la gran transformación que experimenta una multitud de esclavos para convertirse en una nación libre bajo el liderazgo de Moisés. Israel se convirtió en nación, definida por la forma como los sacó Moisés de Egipto y por el pacto que él les entregó.

Sumergido en las inmersiones

Hebreos 6:1-3. Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina del Mesías, vamos adelante a la madurez; no echando otra vez el fundamento… de ensenanzas sobre inmersiones… Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite68

Mateo 28:18-20. Y Jesús se acercó y les habló diciendo…: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, sumergiéndolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Enseñadles a que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta se cumplen los siglos”69.

Como lo expresa el antiguo dicho, cuando se estudia un asunto a veces no vemos el bosque por enfrascarnos en los detalles de cada árbol. Estamos acostumbrados a tratar cada inmersión como una enseñanza que se explica por sí sola. Pero el Nuevo Testamento usa la misma imagen de la inmersión para todos ellos.

En este estudio, hemos examinado siete inmersiones distintas que presenta el Nuevo Testamento. Son distintas en la combinación de quién sumerge, quién se sumerge, y en qué se sumerge. El Antiguo Testamento, las Escrituras hebreas, no describen ninguno de los siete acontecimientos en términos de una inmersión. La Torá solo nos da una pista acerca de la inmersión como imagen de una verdad espiritual: ordena bañarse en agua como parte de la limpieza de un cuerpo después de contaminarse, especialmente si alguien tocaba un cadáver y quedaba impuro por esto. Como hemos visto, la traducción Septuaginta en griego sí usa la misma palabra para inmersión cuando describe dicho lavamiento.

Veamos más allá de los siete “árboles” que hemos estudiado, y veamos el bosque completo.

El bosque es que Dios ha ilustrado como una inmersión la experiencia de una persona que se acerca a Él bajo el nuevo pacto:

  • una inmersión en el reino de Dios, al sumergirse de manera permanente en una dimensión donde descubre con asombro y gratitud que Dios reina, prevalece y resplandece en cada aspecto de la vida,
  • una inmersión en Dios mismo (como en la inmersión en Jesús en la semejanza de su muerte y en su resurrección, y la inmersión en Dios Espíritu Santo), y
  • • una inmersión en su nueva creación, la Novia del Cordero (con en la inmersión en su Cuerpo y la inmersión en sus sufrimientos).

Como hemos visto, la inmersión vino primero a través de la obra de Juan el Sumergidor (como lo llama el Nuevo Testamento). Juan introdujo la inmersión de arrepentimiento para el perdón de pecados (la inmersión de Juan). Juan también anunció una nueva inmersión en el Espíritu Santo (y fuego) que solo Jesús el Mesías traería (la inmersión del Espíritu Santo), y que Jesús derramó, empezando en Pentecostés.

Teniendo en cuenta que el nuevo pacto es eterno (la Biblia en todas partes alude a una eternidad en la que Dios habita con los suyos, judíos y gentiles juntos), ¿por qué constituye la inmersión una imagen tan útil de lo que Dios hace? Veamos la imagen, la metáfora en sí:

La inmersión es inmediata; no hay distancia entre el que se sumerge y aquello en lo que se sumerge.

La inmersión es completa; es imposible sumergirse en una piscina y salir parcialmente mojado.

La inmersión es también decisiva. De principio a fin, la inmersión depende de nuestra propia disposición y elección a recibir, y a zambullirnos. Más aún, la persona en su totalidad se dispone a ello.

La inmersión en Dios significa, literalmente, que nada hay entre mi alma y el Salvador, como lo expresa mi himno predilecto.

La inmersión tal como está establecida por un Dios santo significa que Él ha nos ha redimido y santificado por completo, porque nada más se halla que nos separe de Él, o a Él de nosotros.

La inmersión es una imagen de la oración de Jesús en la última cena: “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros…. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado70”.

El Nuevo Testamento declara que la inmersión en Él es el propósito de Dios, y Él lo hará con todo aquel que esté dispuesto a unirse a Él mediante ella. Esta es la visión panorámica del bosque de la inmersión que se presenta en este estudio.

Confirmación en otros temas “tipo bosque”

Cuando vemos otros grandes temas en el Nuevo Testamento como la inmersión, llegan a la misma perspectiva que encontramos con las inmersiones. Si estos temas parecen ocultos a alguien, cabe anotar que están a plena vista, porque el Nuevo Testamento los presenta con frecuencia:

  • El reino de Dios
  • El nuevo nacimiento
  • Dios como Padre
  • Jesús como Hijo de Dios, Hijo de hombre
  • La expiación mediante la cruz, que hace posible la comunión ininterrumpida con Dios
  • Dios Espíritu Santo como Consolador y Maestro
  • La Asamblea (el Cuerpo, la Novia, la Nueva Jerusalén, el Templo vivo)

Sólo podemos aquí echar un vistazo rápido a estos temas, pero eso basta para observar cómo se entretejen a la perfección con el gran mensaje de la inmersión.

El Reino de Dios

Jesús mismo vino a proclamar el Reino de Dios. Él anunció claramente cuán grande precipicio había entre la experiencia previa de Israel y el Reino que Él revelaba y proclamaba. Ser discípulo de Jesús es la norma para cada individuo, no la excepción. Toda persona que se arrepiente está llamada, si así lo desea, a abandonar todo lo que es y lo que tiene para seguir al Mesías. El Reino de Dios no era una edición revisada de la ley de Moisés. Más bien era una sorpresa tal, un nuevo pacto tan asombroso que Dios nos da por lo menos trece ilustraciones en los Evangelios para ayudarnos a entender:

  • La parábola del sembrador (Mateo 13, Marcos 4, Lucas 8)
  • La semilla de mostaza (Mateo 13, Marcos 4, Lucas 13)
  • La levadura escondida en tres medidas de harina (Mateo 13, Lucas 13)
  • La buena semilla y la cizaña en el campo de trigo (Mateo 13)
  • El tesoro escondido en un campo (Mateo 13)
  • El mercader que encuentra una perla de gran precio (Mateo 13)
  • La red que fue lanzada al mar y se llenó de peces de toda clase (Mateo 13)
  • El rey que perdonó las deudas de sus dos siervos (Mateo 18)
  • El amo que contrató trabajadores para su viña (Mateo 20)
  • El rey que ofreció un banquete de bodas para su hijo (Mateo 22)
  • Las diez vírgenes que llevaron lámparas para encontrarse con el novio (Mateo 25)
  • La parábola de los talentos (Mateo 25, Lucas 19)
  • La semilla sembrada que da fruto (Marcos 4)

Entre las muchas ilustraciones del Reino, observe el tema constante que Dios es el Rey, y que Él trata de manera personal con cada ciudadano de Su Reino eterno.

Entre las inmersiones, la inmersión en Jesucristo muestra un aspecto vital del Reino. Como hemos observado, Dios Padre es el sumergidor de los creyentes en Jesús. Dios adquiere Su Reino primordialmente a través de un amor que se sacrifica, no mediante poder ni conquista. Sus súbditos humanos que le sirven en Su Reino deben entrar por medio de la inmersión en Jesús, el segundo Adán. Pablo dice lo mismo en Romanos 6:3-4.

El nuevo nacimiento, engendrado de Dios Padre

El Nuevo Testamento también anuncia plenamente, tanto en los Evangelios como en las epístolas, el nuevo nacimiento mediante el cual un pecador puede convertirse en una nueva criatura, engendrado del Padre en Jesús.

De nuevo, la inmersión en Jesucristo añade otra perspectiva de la imagen del nuevo nacimiento, al mostrarnos que el nuevo nacimiento está completamente conectado con Jesús, y al milagro que llevó a cabo el Padre al levantarlo a una nueva vida después de morir en el Calvario.

Dios como nuestro Padre

Como parte de su misión, Jesús reveló también a Dios Padre a todo el que tenía oídos para oír. En la oración registrada en Juan 17, Él oró para que no sólo conociéramos al Padre sino que llegáramos a ser uno con Él por medio de Jesús, y conocer el amor del Padre tal como es:

“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos71”.

La inmersión en Jesucristo testifica igualmente ante Dios como nuestro Padre. “Padre” no es un título sino un hecho sobrenatural y biológico. Todo ser humano que se sumerge y permanece en Jesús puede en verdad decir: “Dios es mi Padre y yo soy su hijo”.

Jesús como el Hijo de Dios e Hijo del hombre

Las Escrituras declaran que Él es hijo en ambos sentidos, al mismo tiempo y para siempre. En muchos lugares de los Evangelios hay quienes se asombran, se ofenden e incluso consideran un insulto la idea de que Jesús de Nazaret pudiera ser el Hijo de Dios, “el unigénito del Padre”. Pero el Nuevo Testamento declara estas dos facetas de la identidad de Jesús. Dios y la raza humana redimida nunca volverán a estar separados porque están unidos en Jesús72.

Las inmersiones en el Nuevo Testamento siempre hacen referencia a los creyentes en Jesús, pero este gran tema de Quién es Jesús se trata de Él únicamente. Por lo tanto, no utiliza las inmersiones como imagen.

La expiación mediante la cruz nos hace posible la comunión ininterrumpida con Dios

La redención es un tema, un plan importante, grandioso. Cuando la Biblia nombra a Jesús el Cordero de Dios, señala el precio que Él pagó por nosotros. También lo hace la descripción de Jesús en Hebreos como gran sumo sacerdote, porque Él se ofreció a sí mismo como sacrificio.

Al igual que el tema de quién es Jesús, lo que Él logró para quitar los pecados del mundo se centra en Él únicamente, de modo que no se ilustra por medio de la inmersión.

Dios Espíritu Santo derramado como Ayuda para los creyentes

Después que Jesús ascendió y Dios derramó el Espíritu Santo en Pentecostés, el resultado de ese día anunció y demostró la cooperación sobrenatural y ungida de los creyentes y Dios por medio de su Espíritu Santo. Como dijo Jesús,

“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros73”.

Los creyentes plenamente capacitados empezaron a llevar a cabo la gran comisión, proclamando a Jesús el Mesías tanto a judíos como a gentiles. Así pues, la inmersión en Dios y la redención zambullen al discípulo en el Padre, Jesús Hijo y el Espíritu Santo.

Como ya hemos estudiado, la inmersión en el Espíritu Santo es una imagen principal (junto con “la promesa del Padre”, la dádiva de “un Consolador” y “el don del Espíritu Santo”) de este gran tema de la comunión y la capacidad para servir por medio de Dios Espíritu Santo.

La Novia, la Esposa del Cordero de Dios

Por último, esta lista de inmersiones anuncia y caracteriza a la Novia del Cordero y revela su lugar central en la eternidad, en perfecta unidad con Jesús. Estamos, por supuesto, acostumbrados a considerarla “la Iglesia”, pero este es un problema de traducción posterior al Nuevo Testamento, al menos en inglés y otros idiomas. El problema de traducción de “Iglesia” parece mucho lo de las palabras “bautizo” y “bautismo”, que ya hemos analizado.

Además de ser llamada la Novia, el Cuerpo de Cristo, el Templo vivo, y la Nueva Jerusalén, también se le llama Asamblea, ekklesia.

De entre las inmersiones, la inmersión en el Cuerpo de Cristo arroja luz fundamental sobre el Cuerpo, una de estas cinco perspectivas bíblicas. Es una imagen paralela de ser edificados juntos como un templo santo74, y complementa la imagen de las partes del Cuerpo que están unidas de forma vital y funcionan como un solo Cuerpo, unidas a la Cabeza, Jesús75.

Ya hemos hablado de dejar el estudio aislado e independiente de las diferentes inmersiones (las hemos comparado a árboles por separado) para ver lo que el Nuevo Testamento enseña cuando las describe con la misma imagen (ver los árboles como un mismo bosque). Podemos distanciarnos un poco más aquí para ver estos grandes temas como un grupo. Piense en las siete que acabamos de enumerar: el Reino, el nuevo nacimiento o nueva creación en los individuos, el Padre, Jesús como Hijo de Dios e Hijo de hombre, la expiación mediante la cruz, Dios Espíritu Santo como Consolador y Maestro, y la Novia.

  • Cada una se menciona y anuncia en las Escrituras hebreas, pero no en detalle, a excepción de las profecías del Mesías.
  • Cada una se expresa o entrelaza con la enseñanza de inmersiones del Nuevo Testamento. “Todo aquel” incluye a los miembros de la raza humana que están dispuestos a venir a Jesús, a sumergirse para siempre en Dios y en una relación con Él por medio de Jesús.

Ciertamente la imagen que nos da Dios de la inmersión tiene el propósito de mostrarnos “el nuevo estado normal”, y eterno, del nuevo pacto: Dios y su pueblo, judíos y gentiles injertados, juntos y en comunión cercana desde ahora y hasta que vengan los nuevos cielos y la nueva tierra que Él ha prometido.

Proseguir al cumplimiento de nuestro llamado

Hebreos 5:12 – 6:3. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que alguien vuelva a enseñarles las verdades más elementales de las palabras de Dios. Habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. El que sólo se alimenta de leche es inexperto en el mensaje de justicia; es como un niño de pecho. En cambio, el alimento sólido es para los maduros, para los que por el uso constante tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

Por eso, dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez. No volvamos a poner los fundamentos, tales como el arrepentimiento de las obras que conducen a la muerte, la fe en Dios, la enseñanza sobre inmersiones76, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Así procederemos, si Dios lo permite.

El autor de Hebreos amonesta a sus lectores por ser espiritualmente tardos para oír, y luego establece una medida alta de madurez como creyente: “los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de percepción espiritual”. Es una medida alta pero normal para todo discípulo de Jesús.

La enseñanza sobre inmersiones es una de las seis “enseñanzas elementales” que enumera el autor. Cuando ya hemos asimilado lo que las Escrituras enseñan acerca de inmersiones, debemos seguir adelante hacia la madurez plena como individuos y como la Novia de Cristo.

Si bien el autor no enumera las inmersiones que tiene en mente, cuatro de ellas se describen claramente como normales para creyentes: la inmersión en agua, la inmersión en Cristo, la inmersión en el Espíritu Santo, y la inmersión en el Cuerpo de Cristo. Una quinta, la inmersión en los sufrimientos de Cristo, está reservada a muchos, pero no a todos necesariamente.

Dios nos ha dado estas inmersiones como ilustraciones de la realidad espiritual. Al igual que las imágenes que Dios ha dado de su creación suprema (el Cuerpo de Cristo, la Novia de Cristo, el Templo vivo, y la Nueva Jerusalén), son verdades reveladas de lo que Él desea que hagamos y aquello que estamos llamados a ser.

El presente estudio ha sido breve y fiel al lenguaje bíblico, aunque no ha examinado en profundidad ninguna de estas inmersiones como lo merecen. Hay gran recompensa en escudriñarlas en las Escrituras. Le dan forma y contexto a muchos otros pasajes de las Escrituras.

Sin embargo, nuestro gran llamamiento en Jesucristo no es principalmente estudiar estas imágenes, sino cumplirlas. Debemos verlas hechas realidad en nuestra vida, como individuos y como congregación. Como Pablo escribió a los efesios: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud del Mesías77”.

Esta exploración ha logrado su cometido si le ha animado a escudriñar las Escrituras, a buscar el rostro de Dios para recibir entendimiento. Que Él lo capacite para llevar a cabo su llamamiento supremo. Aún hay lugar de sobra en nuestra generación para el gozo y el asombro que todavía nos comunican aquellos discípulos de camino a Emaús: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?”78

© 2013 – 2017 P. K. Chamberlain. Todos los derechos reservados.

Bibliografía

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Young, Robert, Analytical Concordance to the Bible, 22a edición americana. Grand Rapids, Michigan: Wm. B. Eerdmans Publishing Company, 1969.

Apéndice A. Referencias a bautizar, bautismo, etc. en el Nuevo Testamento
Bautismo Bautizar Bautizado Bautizando Bautismo Bautista
Bautismo de Juan Mateo 3:11, Marcos 1:4, Lucas 3:16, Juan 1:26, Juan 1:33 Mateo 3:6,13,14,16, Marcos 1:5,8,9, Lucas 3:7,12,21, Lucas 7:29,30, Juan 3:23, Juan 10:40, Hechos 1:5, Hechos 11:16, Hechos 19:4 Juan 1:28,31, Juan 3:23 Mateo 3:7, Mateo 21:25, Marcos 1:4, Marcos 11:30, Lucas 3:3, Lucas 7:29, Lucas 20:4, Hechos 1:22, Hechos 10:37, Hechos 13:24, Hechos 18:25, Hechos 19:3,4 Mateo 3:1; 11:11,12; 14:2,8; 16:14; 17:13; Marcos 6:14,24,25, Marcos 8:28, Lucas 7:20,28,33, Lucas 9:19
Bautismo en agua 1 Corintios 1:17, Juan 3:26 Marcos 16:16, Juan 3:22, Juan 4:1,2, Hechos 2:38,41; 8:12,13,16; 8:36,38; 9:18; 10:47,48; 16:15,33; 18:8; 19:3,5; 22:16; 1 Corintios 1:13-16 Mateo 28:19 1 Pedro 3:21, Hebreos 6:2
Bautismo en Jesucristo Romanos 6:3, 1 Corintios 15:29, Gálatas 3:27 Romanos 6:4, Colosenses 2:12, Hebreos 6:2
Bautismo en los sufrimientos de Cristo Mateo 20:22,23, Marcos 10:38,39, Lucas 12:50 Mateo 20:22,23, Marcos 10:38,39, Lucas 12:50, Hebreos 6:2
Bautismo en el Espíritu Santo Mateo 3:11, Marcos 1:8, Lucas 3:16, Juan 1:33 Hechos 1:5, Hechos 11:16 Hebreos 6:2
Bautismo en el Cuerpo de Cristo 1 Corintios 12:13 Efesios 4:5, Hebreos 6:2
Bautismo en Moisés 1 Corintios 10:2
1.El uso de la preposición “en” puede parecer inusitado en este momento, pero refleja la idea de que la palabra griega “bautizar” significa en términos prácticos “zambullir, sumergir o sumergirse, bañar”. Profundizaremos en esto más adelante.
2.Siete es el número correcto, aunque al parecer dos de los siete (el bautismo de Juan y el bautismo de agua) presentan la misma combinación de un creyente que bautiza a otro creyente en agua. A medida que se desarrolla el estudio, un pasaje tras otro deja claro que para la generación de discípulos del Nuevo Testamento, estos dos bautismos eran muy distintos.
3.Cinco de los siete grupos de citas en la tabla incluyen la única mención del bautismo en plural: Hebreos 6:2. Esto refleja mi idea de qué tipos de bautismos tenía en mente el autor de Hebreos.
4.Estas son todas las referencias directas al bautismo de Juan (excepto cuando se le llama específicamente “Juan el Bautista”): Mateo 3:6,7,11,13,14,16, Mateo 21:25, Marcos 1:4,5,8,9, Marcos 11:30, Lucas 3:3,7,12,16,21, Lucas 7:29,30, Lucas 20:4, Juan 1:26,28,31,33, Juan 3:23, Juan 10:40, Hechos 1:5,22, Hechos 10:37, Hechos 11:16, Hechos 13:24, Hechos 18:25, Hechos 19:3,4.
5.Estas son todas las referencias directas al bautismo en agua: Mateo 28:19, Marcos 16:16, Juan 3:22,26, Juan 4:1,2, Hechos 2:38,41, Hechos 8:12,13,16, Hechos 8:36,38, Hechos 9:18, Hechos 10:47,48, Hechos 16:15,33, Hechos 18:8, Hechos 19:3,5, Hechos 22:16, 1 Corintios 1:13-17, Hebreos 6:2, 1 Pedro 3:21.
6.Estas son todas las referencias directas al bautismo en Jesucristo: Romanos 6:3,4, 1 Corintios 15:29, Gálatas 3:27, Colosenses 2:12, Hebreos 6:2.
7.Estas son todas las referencias directas al bautismo en los sufrimientos de Cristo: Mateo 20:22,23, Marcos 10:38,39, Lucas 12:50.
8.Estas son todas las referencias directas al bautismo en el Espíritu Santo: Mateo 3:11, Marcos 1:8, Lucas 3:16, Juan 1:33, Hechos 1:5, Hechos 11:16, Hebreos 6:2
9.Las dos referencias directas al bautismo en el Cuerpo de Cristo ya están citadas en la Tabla.
10.La única referencia directa al bautismo en Moisés ya aparece en la Tabla.
11.Fauna and Flora of the Bible [Fauna y flora de la Biblia], (Nueva York: Sociedades Bíblicas Unidas, 1972), pp. 4, 15, 66, 92.
12.Liddell y Scott, A Greek-English Lexicon [Lexicón Griego-Inglés], pp. 305, 306. Usamos un lexicón en lugar de un diccionario porque el griego clásico ya no es una lengua hablada. Un diccionario describe un idioma que se habla y escribe, mientras que el lexicón describe un idioma que solo existe en forma escrita actualmente. El lexicón extendido de Liddell y Scott del griego clásico es el más completo, e incluye palabras del griego de todos los siglos desde Homero hasta los tiempos del Nuevo Testamento.
13.Versión Reina-Valera Revisión de 1960 (RVR1960). Muchas citas de las Escrituras en este estudio usan la RVR1960.
14.Aquí la forma de baptizein es pasiva, en tiempo pasado: εβαπτισθη, ebaptisthe. Una traducción más textual sería “pero el fariseo vio y se sorpendió de que [Jesús] no se sumergiera [o bañara] antes de la cena”. Era una forma breve de decir que sus manos no habían sido sumergidas o bañadas en un cuenco o palangana con agua. Un pasaje similar describe una práctica ritual judía de lavarse, en Mateo 15:2. Aquí Mateo presenta las objeciones porque los discípulos de Jesús no se lavaran las manos antes de comer, usando un término común para lavar, niptein.
15.RVR1960.
16.En la frase “se lavan las manos” del versículo 3, Marcos usa la palabra más común para lavar, niptein, y cambia a baptizein en el versículo 4. En el versículo 4, baptismos es la palabra para el lavamiento (inmersión) de los utensilios y objetos.
17.Young, Robert, Analytical Concordance to the Bible [Concordancia analítica de la Biblia], p. 1034.
18.Young enumera 28 referencias de una palabra que se traduce “lavar”: (1) niptein, 14 en total, 13 directamente y 1 en el término similar aponiptesthai; (2) louein, 8 en total, 6 directamente, y 2 en la palabra semejante apolouein; (3) plunein, 2 en total, 1 directamente y 1 en el término afín apoplunein; (4) brechein, 2 directamente; y (5) baptizein, 2 directamente.
19.El mismo verbo baptein aparece también en el Nuevo Testamento. En Mateo 26:23, Jesús respondió que quien “moja” el pan en el mismo plato (versión Dios Habla Hoy) junto con Jesús era aquel que iba a traicionarlo. Aquí, “mojar” es traducción de baptein.
20.Baptein es traducción de taval en estas 14 citas: Éxodo 12:22, Levítico 4:6 & 17, Levítico 9:9, Levítico 14:6, 16 & 51, Números 19:18, Deuteronomio 33.24, Josué 3:15, Rut 2:141 Samuel 14:272 Reyes 8:15, y Job 9:31.
21.Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas).
22.Cinco de los siete grupos de citas bíblicas incluyen la única mención en plural, Hebreos 6:2. Esto refleja mi idea de cuáles inmersiones tenía en mente el autor de Hebreos.
23.Estas son todas las referencias a la inmersión de Juan (excepto cuando se le llama directamente “Juan el Sumergidor”): Mateo 3:6,7,11,13,14,16, Mateo 21:25, Marcos 1:4,5,8,9, Marcos 11:30, Lucas 3:3,7,12,16,21, Lucas 7:29,30, Lucas 20:4, Juan 1:26,28,31,33, Juan 3:23, Juan 10:40, Hechos 1:5,22, Hechos 10:37, Hechos 11:16, Hechos 13:24, Hechos 18:25, Hechos 19:3,4.
24.Puesto que hemos decidido usar el significado de las palabras, no solo repetir sonidos griegos, y “Juan el Sumergidor” denota la forma como el Nuevo Testamento llama en realidad a Juan el Bautista, usaremos aquí su nombre que hemos recuperado.
25.Estas son todas las referencias directas a la inmersión en agua: Mateo 28:19, Marcos 16:16, Juan 3:22,26, Juan 4:1,2, Hechos 2:38,41, Hechos 8:12,13,16, Hechos 8:36,38, Hechos 9:18, Hechos 10:47,48, Hechos 16:15,33, Hechos 18:8, Hechos 19:3,5, Hechos 22:16, 1 Corintios 1:13-17, Hebreos 6:2, 1 Pedro 3:21.
26.Estas son todas las referencias directas a la inmersión en Jesucristo: Romanos 6:3,4, 1 Corintios 15:29, Gálatas 3:27, Colosenses 2:12, Hebreos 6:2.
27.Estas son todas las referencias directas a la inmersión en los sufrimientos de Cristo: Mateo 20:22,23, Marcos 10:38,39, Lucas 12:50.
28.Estas son todas las referencias directas a la inmersión en el Espíritu Santo: Mateo 3:11, Marcos 1:8, Lucas 3:16, Juan 1:33, Hechos 1:5, Hechos 11:16, Hebreos 6:2.
29.Hechos 17:10-11.
30.Mateo 3:1-6, usando “sumergir” como hemos explicado.
31.Lucas 1:17, 76-77; Mateo 11:14.
32.La palabra griega que se traduce como arrepentimiento es metanoia“Meta” señala un cambio o intercambio, y “noia” es una manera de pensar, estrechamente relacionada con la palabra nousque se traduce “mente”.
33.Joel 2:13. (La Biblia de las Américas, LBLA) En este pasaje Joel expresa el arrepentimiento como “volver” (el verbo shuv) al Señor. La palabra hebrea más común para arrepentimiento es t’shuvah, un “regreso” al Señor.
34.Mateo 3:11.
35.Lucas 3:3.
36.Estas son todas las referencias directas a la inmersión en agua: Mateo 28:19, Marcos 16:16, Juan 3:22,26, Juan 4:1,2, Hechos 2:38,41, Hechos 8:12,13,16, Hechos 8:36,38, Hechos 9:18, Hechos 10:47,48, Hechos 16:15,33, Hechos 18:8, Hechos 19:3,5, Hechos 22:16, 1 Corintios 1:13-17, Hebreos 6:2, 1 Pedro 3:21.
37.Hechos 8:38.
38.Juan 4:1,2.
39.Marcos 16:16.
40.Mateo 28:19,20.
41.1 Pedro 3:20,21.
42.1 Pedro 3:21.
43.Hechos 19:2-6.
44.Hechos 2:38, 41.
45.Hechos 10:44-48. Más adelante se habla de los múltiples pasajes que aluden a la promesa del Padre en relación con la inmersión en el Espíritu Santo.
46.Hechos 8:16.
47.En general, Mateo, más que los otros escritores de los Evangelios, enfatiza las citas, vínculos y cumplimientos específicos de las profecías en la Ley y los profetas. Un judío conocedor de las Escrituras hebreas podía identificar una referencia a Isaías 48:16 y otros pasajes similares, como Deuteronomio 6:4, que anuncia al Dios que es una unidad perfecta y no una entidad sola perfecta.
48.Estas son todas las referencias directas a la inmersión en Jesucristo: Romanos 6:3,4, 1 Corintios 15:29, Gálatas 3:27, Colosenses 2:12, Hebreos 6:2.
49.Traducción del autor de Romanos 6:2-12.
50.En cada lugar donde se usa aquí “co-“ como prefijo de verbo, así es el verbo Griego original. Esto da énfasis a la asociación intima de Cristo y nosotros, los creyentes en El: co-plantados, co-crucificados, co-vivientes con Él.
51.“Concupicencias” traduce epithumia.
52.En las tradiciones más antiguas para hacer injertos de plantas, al árbol en el cual se hace el injerto se le hace una hendidura extensa en la corteza del tronco a un ligero ángulo que forma un corte o herida muy superficial en forma de “V”. El hortelano experto corta la parte inferior de la rama que va a ser injertada de tal manera que deja un extremo largo, plano y afilado que se inserta con precisión en la “V”. Luego ata el árbol cortado y la rama injertada, y los deja crecer juntos. El injerto empieza a tomar la savia del árbol que le da vida, y quedan unidos para siempre.
53.Traducción del autor.
54.Traducción del autor.
55.Estas son todas las referencias directas a la inmersión en los sufrimientos de Cristo: Mateo 20:22,23, Marcos 10:38,39, Lucas 12:50.
56.Estas son todas las referencias directas a la inmersión en el Espíritu Santo: Mateo 3:11, Marcos 1:8, Lucas 3:16, Juan 1:33, Hechos 1:5, Hechos 11:16, Hebreos 6:2.
57.Lucas 24:45-49.
58.Joel 2:28-32.
59.Hechos 2:16-18, 32-33, 38-39.
60.Dos pasajes describen la inmersión en el Espíritu Santo como “el don del Espíritu Santo”: Hechos 2:38 y Hechos 10:45. Al parecer Hebreos 6:4 también, aunque la frase exacta no se emplea allí.
61.Hechos 19:2.
62.Puede que algunas personas hayan consultado este mismo pasaje donde Pablo escribe “una inmersión”, y se hayan preguntado si esto contradice la existencia particular de todas las diferentes inmersones analizadas en el presente estudio. Lejos de esto, el pasaje se enfoca más bien en la necesidad esencial de la unidad entre los miembros, en lugar de facciones y divisiones. Él habla de mantener la unidad como estar sumergido en un cuerpo, moviéndose en el mismo Espíritu Santo, siendo hijos del mismo Padre y salvados por confiar en el mismo Salvador.
63.Cabe recordar que las Escrituras nos presentan al menos cuatro imágenes distintas de la Iglesia, “la Asamblea”: el Cuerpo de Cristo, el templo viviente, la Nueva Jerusalén, y la Novia de Cristo. Podemos considerarlas diferentes caras de la misma Iglesia vista desde diferentes ángulos o perspectivas, de la misma forma que un palacio puede verse desde la fachada norte, sur, oriental y occidental para poder apreciarlo mejor. Cada una es verdadera y maravillosa, pero el prodigio de la sabiduría de Dios expresada en la Iglesia (como la describe por ejemplo Efesios 3:8-10) sobrepasa cualquier imagen de ella.
64.Por ejemplo, la bendición y oración de Pablo en 1 Tesalonicenses 5:23 presenta las tres en orden. Otro versículo clave es Génesis 2:7, cuando Dios sopla (una imagen conocida del espíritu) en el cuerpo de Adán formado de barro, “y fue el hombre un alma viviente”, como dice literalmente este versículo. Para un excelente estudio bíblico de cómo somos formados, ver Soul and Spirit [Alma y espíritu], de Jessie Penn-Lewis.
65.Juan 4:24.
66.En 1 Juan 2:27, la unción (otra imagen del Espíritu Santo que es derramado) enseña a los creyentes la verdad, y les ayuda a permanecer en Jesús.
67.Efesios 3:10.
68.Traducción del autor.
69.Traducción del autor.
70.Juan 17:21-23.
71.Juan 17:20-26.
72.1 Timoteo 2:5 hace hincapié en Jesús como Mediador, que es Dios y Hombre. Estas son algunas referencias a Jesús: Como Hijo de Dios, Mateo 14:33, 26:63, 27:43, Marcos 1:1, 15:39, Lucas 1:35, 22:70, Juan 1:34, 10:36, 20:31; como Hijo de hombre, Mateo 11:19, 12:40, 16:27, 20:28, 26:64, Marcos 8:31, 14:62, Lucas 9:26, 18:31, Juan 3:13, 6:27, 12:34.
73.Juan 14:16-17.
74.Ver Efesios 2:21 y 1 Pedro 2:5-6, por ejemplo.
75.1 Corintios 12:14-18; Efesios 3:6; Efesios 4:16, 25.
76.Adaptación del autor.
77.Efesios 4:13.
78.Lucas 24:32.